Martires de nuestro tiempo... ¿qué nos está pidiendo el Señor?






Queridos amigos, les anexo lo que un ex estudiante del Pontificio Colegio Urbaniano de Roma, Fray Robert Jirjis, escribe desde Irak a su ex profesor, el P. Remegio Bellizzo,


Queridos amigos, les describo una pequeña parte del holocausto de la Iglesia de Bagdad, del altar del sacrificio de Cristo, que ha sido colmado de sacrificios humanos, donde la sangre del Inocente se ha mezclado con la sangre de los inocentes, quienes no tenían ninguna culpa, excepto que pertenecen a Cristo, Rey del universo, único Rey de la paz.

Cuando entraron esos  sujetos, cerraron las puertas e iniciaron a matar inmediatamente a las personas que estaban ofreciendo, al Dios de la paz, el sacrificio de su Hijo. Ahí estaba el P. Wasim (26 años), que celebraba la Eucaristía, se acercó a ellos y les rogó que  dejaran las personas en paz y en vez se lo llevaran a él. La respuesta de esos sujetos fue balacearlo, cayó rápidamente y murió. Inmediatamente el P. Thaer, (32 años) que estaba en el confesionario, salió y les pidió orar juntos por la paz en Iraq, cada uno a su modo y cada uno a su Dios, y dejar los inocentes. Uno de estos sujetos lo llevó junto al altar, lo golpeó, lo cargó de explosivos y lo hizo estallar justo sobre el altar. Posteriormente, continuaron a mezclar la sangre del Cordero con la sangre de los cristianos. Y después, un sujeto vio a una mujer encinta, la tomó y pronunciando las palabras de profesión de fe musulmana y se  explotó  con la mujer inocente, sin ninguna misericordia, no solo para los vivos sobre la tierra sino también para quienes estaban por nacer.

Todo esto, ha sido narrado por uno de los 17 que se salvaron del holocausto celebrado en la Iglesia de Bagdad, el domingo durante la celebración de la Eucaristía del 31 de octubre de 2010. Este día debe ser recordado para siempre como ha sido recordado el holocausto de la segunda guerra mundial, como los holocaustos hechos en la historia de parte de sujetos que solo Dios sabe, que tipo de gente son. Ni siquiera los animales matan alguien de su misma especie, y no hablemos del modo de matar. El día 31 de octubre será recordado para siempre como una mancha en la historia de la humanidad, cobarda, miedosa de decir la verdad. Espero que toda la historia recuerde la debilidad de los mass media, los cuales han informado parcialmente aquello que ha sucedido. Me pregunto ¿qué nos está pidiendo el Señor?

Señor, Padre de Misericordia, ten piedad de nosotros.

Fray Robert Jarjis.

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