Y... la vida consagrada, ya pasó de moda?



 


Es increíble como el tiempo se acelera, el consumismo compulsivo, los medios de comunicación, día a día nos encontramos con cosas nuevas que lo que habíamos adquirido ayer, se convierte en poco tiempo en un objeto obsoleto. En fin, esta sociedad nos impone ritmos acelerados, competencias y ambiciones que en ocasiones chocan con nuestra fragilidad.

No podemos negar que no nos gusta, pues la tecnología nos simplifica la vida, sin embargo experimentamos un malestar, pensemos cuanto se están difundiendo las enfermedades mentales, la depresión, la angustia, etc. En fin, vivimos mejor, pero no nos sentimos bien.

Ayer, escuché por primera vez el término "sociedad liquida" es un concepto del sociólogo Bauman, y que me pareció interesante porque define bien nuestra sociedad actual, para lo que todo es pasajero, donde no existe el sacrificio, la responsabilidad, donde todas las relaciones no son profundas, basta sentirse bien un momento y después cada uno puede continuar libremente su camino.
Lo importante para el hombre de hoy, es que sea enaltecida la propia individualidad, la autoafirmación a cualquier costo, de esto se encarga la publicidad, veamos solo cinco minutos los comerciales en la televisión y nos daremos cuenta que lo interesante es que triunfes y que te realices.
Ante estos fenómenos, los consagrados, somos llamados a dar una respuesta concreta. Pero… ¿qué podemos hacer? Y ¿cómo? Ayer, en el curso: "la Suora nell'epoca digitale", concluimos con una definición que me sacudió, “la religiosa, es aquella que es capaz de entrar en relación con el límite del otro.
En este contesto, los consagrados, a través del encuentro real con el otro y la proclamación de valores mas grandes, como el amor oblativo y la fidelidad, representadas de una clara identidad, no son solo testimonios de la potencia de la Secuela de Cristo, sino que representan un modelo sano de vida, de comunión, tan necesario en esta sociedad.
Además los religiosos no vivimos en Marte, sino en esta sociedad, en esta época y estamos radicados en este mundo, por lo que afrontar los problemas de este tiempo es una necesidad y un desafío, tanto a nivel personal como comunitario.

La comunidad es respuesta a la crisis de las relaciones interpersonales, porque nos hace capaces de vivir la unidad en la diversidad y de crecer y santificarnos juntos, de compartir las alegrías y preocupaciones, los afectos y amistades, la oración y la eucaristía.
Sin embargo, se necesita valor, entusiasmo y humildad,  para salir del  individualismo, de dejar el “yo” para dar paso a un “nosotros”

Angeles Uribe

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